Esta adaptación de un relato de transmisión oral es semejante a "El caso prodigioso de videncia" que se narra en las noches 351 y 3521 de la traducción de Juan Vernet de Las mil y una noches, y cuya historia se resume así:
Un hombre de Bagdad que había caído en la más absoluta pobreza vio que alguien le decía en sueños que hallaría su fortuna en El Cairo. Hasta allí dirigió sus pasos y, ya en la ciudad, decidió albergarse en una mezquita para pasar la noche. Pero unos ladrones habían asaltado una casa próxima y el valí, que perseguía a los malhechores, lo encontró dormido y lo detuvo pensando que era uno de ellos. El hombre fue azotado y encarcelado durante tres días, tras lo cual el valí lo interrogó. Cuando el hombre le contó que un desafortunado sueño lo había llevado hasta allí, el valí se rio con ganas de su candidez y le contó que él mismo había soñado tres veces que alguien le mostraba una casa de Bagdad en cuyo patio había un tesoro. Le entregó unas monedas y lo instó a volver a su patria. Y así lo hizo, pero resulta que la casa que el valí le había descrito era la suya propia y, en el mismo lugar que indicaba el sueño, encontró una gran riqueza que lo sacó de sus tribulaciones.
Asimismo, recuerda a una de las historias que aparecen en otras ediciones de Las mil y una noches, la de de "Zayn al-asnam". Veamos el resumen que de ella hace Juan Vernet2:
Zayn al-asnam: el horóscopo de Zayn al-asnam anuncia a éste que sufrirá grandes pruebas. Sucede a su padre en el trono de Basora y pronto dilapida todos sus bienes. En estas circunstancias un anciano se le aparece en sueños y le aconseja que vaya a El Cairo, en donde encontrará numerosas riquezas. Una vez en esta ciudad, el anciano se le vuelve a aparecer, le dice que todo ha sido una prueba y le comunica que las riquezas se encuentran en su propio palacio de Basora.
Al regreso a ésta tiene una tercera aparición que le manda excavar en la habitación de su padre. Al hacerlo descubre un subterráneo en el cual hay diez ánforas de pórfido llenas de oro. Encuentra una llave con la que abre una puerta que da acceso a una cámara: en ella hay ocho pedestales y encima de cada uno de ellos una estatua formada por un solo diamante. En otro hay una pieza de tela blanca: en ella está escrito un mensaje del rey difunto encargándole que vaya a El Cairo a ver a su esclavo Mubarak, quien le hará adquirir una estatua que vale mil veces más que las que ve. Nuevamente en El Cairo, encuentra a Mubarak y lo liberta. Éste lo lleva a un lago en el cual un marino con cabeza de elefante y cuerpo de tigre se ofrece a llevarlos en su barca de sándalo rojo siempre y cuando no pronuncien ni una sola palabra. Llegan a un castillo. Para entrar Mubarak recurre a una serie de conjuros y consigue que aparezca el rey de los genios, quien promete dar a Zayn al-asnam la estatua cuando éste le lleve una muchacha de quince años, que sea virgen y a la cual él mismo desee. Para que la busque le da un espejo que le indicará, manteniéndose bruñido o empañándose, cuando se halle ante la persona deseada. En El Cairo no encuentra a ninguna; pasa a Bagdad, donde un almuédano le habla de la existencia de la hija de un anciano visir que puede reunir las virtudes deseadas. El espejo lo confirma. Zayn al-asnam se casa con la muchacha, resiste a la tentación de proclamarla reina y, sin tocarla, va a entregársela al genio. De regreso a Basora encuentra a la joven en el noveno pedestal y el rey de los genios aparece para recomendarle que no tome ninguna otra mujer si quiere que aquélla le sea fiel.
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Notas:
1 Las mil y una noches, traducción, introducción y notas de Juan Vernet. Barcelona: Planeta, 1990, vol. 1, noches 351-352, págs. 1177 y 1178.
2 Ibídem, Introducción, págs. LXIII y LXIV.