—–—– XXIII —–—–
Campanilleros
En la puerta de un rico avariento
llegó Jesucristo y limosna pidió
y, en lugar de darle la limosna,
los perros que había fue y se los echó.
Pero quiso Dios
que los perros de pronto murieran
y el rico avariento
pobre se quedó.
Pajarillos que estáis en las ramas
buscando el amor y la libertad,
corre, ve y dile al hombre que quiero
que venga a mi reja por la madrugá
y, cuando le vi,
una rosa de vivos colores
corté de su tallo
y a él se la di.
En los campos de mi Andalucía
los campanilleros en la madrugá
me despiertan con sus campanillas
y con sus guitarras me hacen llorar.
Y al oírlos,
tos los pajarillos
que están en las ramas
se echan a volar.
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